Kinku Zinkunegi: “Los profesores de euskera de las Euskal Etxeak muestran una motivación e implicación enormes”
Euskara. Kultura. Mundura.
Del 14 al 21 de enero 20 personas conviven en el Centro Vasco ´Gure Etxea´ de Tandil (Argentina). Están llevando a cabo una estancia para aprender y perfeccionar el euskera. La mayoría se han trasladado desde diversas ciudades de Argentina, aunque también los hay provenientes de Uruguay. Hace tres años que comenzaron a estudiar esta lengua, y pronto se convertirán en profesores y profesoras de euskera en una Euskal Etxea o Centro Vasco. El programa Euskara Munduan, promovido por Etxepare Euskal Institutua, tiene como objetivo difundir el conocimiento del euskera entre las colectividades vascas de todo el mundo. Y para ello es imprescindible formar a equipos docentes. Conversamos con Kinku Zinkunegi, coordinador del programa, para conocer su funcionamiento.
-Hasta el 21 de enero estás coordinando un curso intensivo de formación de profesores de euskera en Tandil (Argentina). ¿Qué objetivos tiene el curso?
-Los barnetegis (cursos intensivos de euskera en régimen de internado) forman parte del proceso de aprendizaje. Se trata personas que se encuentran a 10.000 kilómetros del ámbito geográfico el euskera, en Argentina, Chile, Uruguay y Brasil. La relación entre ellos es, en su mayor parte, virtual, por lo que resulta necesario reunirse físicamente de vez en cuando para que adquieran todas las destrezas y para trabajar contenidos que requieren interacción, en particular, las habilidades propias de la expresión oral. De marzo a julio, durante 17 semanas, aprenden online. Y después, realizamos un barnetegi. De agosto a diciembre seguimos el mismo esquema, y en enero llevamos a cabo otro barnetegi, que es el que estamos realizando ahora. Suelen ser de 56 horas, aproximadamente, y su objetivo es afianzar los conocimientos adquiridos hasta la fecha. Este grupo comenzó a aprender euskera en 2020. La primera fase del proceso fue muy dura ya que, debido a la Covid-19, no pudimos juntarlos hasta enero del año pasado, y los barnetegis tuvieron que ser online. Sin embargo, el grupo ha respondido muy bien, y hemos conseguido avanzar pese a los inconvenientes.
-Una de las particularidades de estos barnetegis es que quienes reciben la formación son gente local de esos países que, posteriormente, se convertirán en docentes.
Uno de los objetivos del programa Euskara Munduan es fortalecer y estabilizar el equipo docente de los Centros Vascos. Si hacemos un poco de historia, hasta hace relativamente poco, las clases de euskera de los Centros Vascos eran muy precarias. A menudo las impartían personas que, por motivos de trabajo, se habían trasladado a determinada ciudad y estaban dispuestos a hacerlo de forma voluntaria. Pero, a menudo, las clases se suspendían indefinidamente cuando estas personas regresaban al País Vasco. Para hacer frente a esta situación comenzamos a formar profesorado local, algo que ofrece autonomía y seguridad a los Centros Vascos. Gracias a los profesores y profesoras que hemos preparado durante años muchos Centros Vascos tienen la capacidad de ofertar clases de euskera. Es más, personas formadas en cursos anteriores, algunas de ellas acreditadas con el nivel C1, ejercen hoy como docentes en los barnetegis, garantizando el efecto multiplicador del programa.
-¿Cuál es el recorrido que realizan estos alumnos hasta convertirse en profesores en una Euskal Etxea?
-El camino para ser profesor de euskera no es fácil en absoluto. Estas personas muestran una motivación e implicación enormes. Los Centros Vascos proponen a los futuros profesores y profesoras, a quienes explicamos el proceso y las condiciones. Se exige una asistencia del 80% a las actividades online, la participación en los barnetegis y superar el nivel mínimo establecido anualmente. Para garantizarlo, estas personas firman un compromiso con su Centro Vasco. Una vez adquirido el nivel mínimo de euskera para ser profesor/a (en Sudamérica es el nivel B1), les ofrecemos una formación pedagógica. La mayoría tienen otras profesiones, por lo que necesitan unos instrumentos mínimos para ejercer la enseñanza. Con ese fin organizamos Encuentros de Profesores/as en Sudamérica, Norteamérica y Europa. He de decir que éstos tienen niveles muy dispares. Por ejemplo, en Europa, pese a ser cambiante, el profesorado de euskera es muy profesional. La situación en Norteamérica es muy diferente. Son demasiado pocos para responder a las necesidades existentes y, los profesores/as locales, en algunos casos, no están alfabetizados a pesar de que el euskera sea su lengua materna. Esta carencia hace que, con frecuencia, tengamos que echar mano de personas que se han trasladado desde el País Vasco por motivos laborales o personales. En consecuencia, el equipo docente es muy cambiante y los Encuentros de Profesores tienen objetivos diferentes.
-¿Cuántos alumnos/as se reúnen en este barnetegi y cuál es su origen?
Hemos reunido a 20 personas de Argentina y Uruguay. En esta ocasión los alumnos y alumnas de Chile y Brasil no han podido asistir por diferentes motivos.
-Algunas de esas personas han recorrido muchísimos kilómetros para asistir a la formación. A quienes no conozcan de cerca la realidad de las Euskal Etxeak les llamará la atención el compromiso que demuestran.
-Así es. En algunos casos estas personas empiezan a impartir clases de euskera según van aprendiendo, porque existe esa necesidad. Esto sucedía con más hace unos años. He conocido personas que todas las semanas recorrían una distancia similar a la que hay entre Irún y Burgos para dar clases de euskera o que todos los sábados atravesaban el Río de la Plata desde Montevideo para dar clases en Buenos Aires. A medida que hemos avanzado en la formación del profesorado, este tipo de casos han ido disminuyendo. Por otro lado, los avances tecnológicos nos han ayudado mucho a evitar este tipo de situaciones. Todo esto es muy difícil de comprender con nuestros parámetros habituales. A nadie se le ocurre que un bilbaíno vaya semanalmente a Zaragoza, que está a 300 kilómetros, a dar clases de euskera.
-Vais a pasar una semana juntos en Tandil. ¿Cuál es la dinámica del día a día?, ¿qué tipo de actividades lleváis a cabo?
-El plan semanal es intenso. Antes se hacían dos semanas de internamiento, de lunes a viernes, 60 horas. Hace unos años, por diferentes motivos (cuestiones económicas, algunas personas trabajan y necesitan permisos especiales o vacaciones para asistir, etc.) redujimos la duración de los barnetegis a nueve días. Actualmente comienzan un sábado y terminan el domingo de la semana siguiente. De esta manera, pese a ser muy compactos, se imparten 56 horas de clase y, quien necesita permisos o vacaciones, sólo tiene que pedir una semana. Dividimos el día en cuatro sesiones. La primera es de 9:00 a 11:00 horas. Tras el descanso, a las 11:30, realizamos la segunda sesión hasta las 13:00 horas. Por la tarde, comenzamos a las 18:00 con trabajo individual. Tras media hora de descanso, llevamos a cabo la última sesión, de 19:30 a 21:00 horas. Y a continuación la cena. Tienen poco tiempo libre y, en el tramo de sobremesa, el Centro Vasco que acoge el curso suele organizar visitas guiadas a la ciudad, visitas a museos, etc.
-Llevas casi 30 años coordinando Euskara Munduan ¿Cuántos profesores y profesoras de euskera ha “producido” el programa durante este tiempo?
-En el formato que he mencionado, primero enseñándoles la lengua y después formándolos para la docencia, desde 1990 hemos formado a cerca de 120 profesores y profesoras, principalmente en Sudamérica, donde existe una diáspora vasca más numerosa. Para ello ha sido imprescindible la colaboración de organismos internacionales; NABO (North American Basque Organizations), FIVU (Federación de Instituciones Vascas de Uruguay) y las Euskal Etxeak locales y, en especial, la colaboración e impulso de FEVA (Federación de Entidades Vasco Argentinas), que desde el inicio ha sido compañera de viaje. En primer lugar, colaborando para sacar adelante el proyecto Argentina Euskaraz y, posteriormente, en el programa Euskara Munduan. Es cierto que en este tiempo hemos sufrido muchos altibajos. Por un lado, hay abandonos. De hecho, la mayoría empieza a aprender euskera siendo muy joven, cuando son estudiantes universitarios. Con el paso de los años su disponibilidad cambia: encuentran trabajo, forman una familia y se ven obligados a dejarlo. Por otro lado, la inestabilidad sufrida por Argentina en estos años, sobre todo la crisis en torno al año 2000, hizo que algunas personas se vieran obligadas a desplazarse al extranjero, lo que supuso también una reducción considerable de profesores y profesoras. De todas formas, nunca hemos tenido problemas para formar nuevos equipos docentes y hacer frente a las carencias. Actualmente están impartiendo clases medio centenar, mientras que otros 25 comenzarán a impartirlas este curso.
-¿Cuántas personas están aprendiendo euskera en los Centros Vascos en la actualidad?
-De media, cada año contamos con unos 2000 alumnos y alumnas adultos. En los últimos años, debido a la Covid-19, se ha producido un descenso, pero el número se ha mantenido en torno a las 1500 personas. Este curso hemos vuelto a llegar a los 2000. Además, varias Euskal Etxeak organizan talleres infantiles para acercarse al euskera y, una vez al año, organizan un encuentro de fin de semana con juegos, competiciones, etc. Por último, quiero mencionar el caso del colegio Euskal Echea de Buenos Aires. Esta escuela es el único centro educativo fuera de Euskal Herria que cuenta con el euskera en su currículo. Tiene dos sedes y un total de 2000 niños y niñas en primaria y secundaria. Estos alumnos y alumnas tienen el euskera como asignatura.
-¿Se producen muchas bajas en el proceso de aprendizaje?
-En los grupos de formación de profesorado muy pocas. Antes de empezar se les explica muy claramente cómo es el proceso y cuáles sus exigencias. Por ejemplo, en este grupo empezaron 30 en 2020 y, a día de hoy, siguen 25. Las bajas suelen estar motivadas por cambios en la situación personal y en la disponibilidad de los profesores y profesoras.